miércoles, 27 de febrero de 2013

NOS UNIMOS A LA ALIANZA POR EL 50%

NOS UNIMOS A LA ALIANZA POR EL 50%
 
Las diferentes expresiones que nos encontramos en tarifa preferencial en transmilenio, hemos decidido sumar esfuerzos en la alianza por el 50%, la cual busca una rebaja en los precios de la gasolina. Vemos este espacio como una posibilidad más para seguir buscando una rebaja en los precios de los pasajes, ya que siempre que se le aumenta el precio de la gasolina se aumenta el precio en los pasajes del transporte público, para dar mas claridad sobre la alianza compartimos el siguiente texto.
 
Alianza por el 50%
 
Campaña de Movilización por precios justos en los Combustibles y el Transporte Público.
 
Colombia ha alcanzado la producción del millón de barriles diarios, tan anhelada por el gobierno. La explotación de crudo ha aumentado en casi el doble desde el año 2005. Si esto es así, ¿por qué los precios en la gasolina y por ende de la vida cotidiana de los colombianos, no ha bajado proporcionalmente? Nuestra propuesta de una rebaja al 50% en el precio de los combustibles, se presenta como la posibilidad de mejoramiento de la economía de las familias colombianas, en un escenario de incompetencia estatal ante esta problemática.
¿De dónde viene el problema?
Como cada día se hace más difícil para los grandes capitales mantener sus ritmos de ganancia en medio de la actual crisis económica, la producción mundial en su conjunto tiende a crecer vertiginosamente, para intentar sostener esas tasas de ganancia, de ahí que a mayor producción de mercancías, mayor necesidad de materias primas. La actual voracidad que alienta la crisis mundial, hace que todos y cada uno de los territorios, por poca o gran riqueza natural que tengan, sean objetivos para la maquinaria extractivista de las transnacionales y el gran capital.

Este proceso de extractivismo y destrucción no tiene precedente alguno en la historia de la humanidad. Nunca antes la sociedad en su conjunto había tenido tal cantidad de demanda energética, que le obligara a ritmos tan acelerados de extracción de recursos. Entonces, esta crisis también se caracteriza por ser una crisis energética, en la que los recursos renovables así como no renovables son objeto cotidiano de despilfarro y gasto.
Colombia, es uno de los países donde gran número de empresas extranjeras han saqueado desde inicios del siglo XX los recursos naturales. Pese a esta realidad, los gobiernos de este nuevo siglo, continúan con el legado de sus antecesores y piden a gritos más inversión extranjera. Pero como las inversiones no se hacen sin recibir nada a cambio, las arcas de estas empresas se llenan de ganancias, mientras que las clases medias y sectores populares del país, cargan a cuestas el detrimento de su economía, destierro, empobrecimiento cultural, así como territorios enteros con grandes desequilibrios ecológicos y ambientales.
Nuestro país y su situación petrolera.
Colombia se sitúa en el tercer lugar de América Latina como exportador de petróleo. La creciente dinámica del proceso productivo de los hidrocarburos, ha hecho que la exploración y por lo tanto el hallazgo de reservas probadas aumente. En cifras de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), para el 2011, nuestro país tiene reservas probadas de alrededor 2259 millones de barriles. Esta cifra nos dice poco, pero teniendo en cuenta la tasa de explotación de crudo, que actualmente oscila entre 900.000 y un millón de barriles diarios, las reservas nos dan una cortísima duración de 6 a 7 años. Esta crisis tiene dos posibles salidas: 1) Disminuir la tasa de explotación de crudo o, 2) Aumentar la tasa de exploración de nuevos yacimientos. El Estado ha optado por la segunda salida, pese a las grandes afectaciones que de por sí el solo proceso de exploración lleva implícito[1].

Así, más exploración, mayor explotación y más saqueo para la nación y por otro lado mayores contratos, licitaciones y adjudicaciones de negocios para el gran capital, son las dos caras de la moneda de la política minero energética en Colombia. Por ejemplo, la dinámica extractiva de la transnacional Pacific Rubiales, que posee actualmente 8 campos de exploración y explotación, le genera ganancias anuales de 554 millones de dólares, aproximadamente la cantidad de capital que harían alrededor de 138500 trabajadores colombianos en el mismo periodo sin gastar un solo peso. Otro ejemplo la construcción de infraestructura para el saqueo de los recursos energéticos, como lo demuestra el actual proyecto Oleoducto Bicentenario[2], el que se realiza con la proyección de duplicar la actual producción de crudo en un periodo de tan solo 10 años.

Mientras los planes y la realidad se mueven en favor de la extracción y el saqueo de los recursos minero energéticos de nuestra nación, la demanda interna, para el caso de los hidrocarburos, aún no es satisfecha. Es decir, que mientras mayor número de empresas extranjeras hacen jugosos negocios, el país importa combustible refinado, pues Ecopetrol no alcanza a cubrir la demanda.
¿Qué pasa en nuestra ciudad?

En las ciudades de Colombia y en especial en Bogotá, se sienten las consecuencias directas de estas nefastas políticas minero energéticas con los altos precios de la gasolina y el ACPM, y por consecuencia del transporte público que se encuentra en la penosa situación de ser el más costoso en América Latina.

Como característica de nuestras sociedades modernas, las fuentes energéticas determinan en gran medida el ritmo y los costos de la vida. Los altos precios de los combustibles, significan para los ciudadanos y los colombianos en general, mayores costos en la canasta familiar, pues estos aumentan proporcionalmente a los combustibles debido a los precios crecientes de los fletes y del proceso de transporte en general. De esta forma los alimentos y demás manufacturas básicas para el consumo son cada día más difíciles para conseguir, es decir que se afecta nuestro acceso a los medios básicos de vida.

Basta tan solo con hacer un ejercicio de revisar las materias, productos, mercancías y demás medios de vida que diariamente utilizamos y son necesarios para nuestra cotidianidad. Este ejercicio nos demostrará que por ejemplo la ropa que llevamos puesta, lleva fibras sintéticas que son realizadas de productos derivados del petróleo, así como los zapatos y todo objeto que tenga plásticos. Alimentos, vestido, materias primas, transporte, industria, etc., todas estas palabras guardan relaciones directas e indirectas con la dinámica de los precios de los combustibles.

Las recientes rebajas a los precios de los combustibles, no corresponden proporcionalmente a la intensificación de la actividad petrolera y parecen una burla para la nación. Por ejemplo, finalizando el 2012, el gobierno anunció con bombos y platillos, la rebaja al precio de los combustibles, sin embargo, no nos contó con la misma vehemencia, las constantes alzas de los meses pasados en el año, e incluso las históricas alzas de precios a las que hemos sido obligados mes tras mes. El balance final para el 2012, sumando y restando aumentos y reducciones, sería una pírrica reducción de 11 pesos. Sin embargo dada la flexibilidad que la ley otorga a las estaciones de servicio, estas suelen hacer acuerdos para mantener los precios en los límites superiores haciendo que las “rebajas” sean inexistentes en la práctica.

Frente a las propuestas que se adelantan en varios escenarios, consideramos que las rebajas de hasta 400 pesos al costo final de los combustibles son aún insuficientes en aras de concretar una política de precios justos para las clases medias y sectores populares del nuestra nación[3]. Consideramos así mismo que una rebaja de los precios finales a los combustibles si bien debe considerar los múltiples impuestos, muchos de ellos absurdos, principalmente la reducción debe partir de la decisión política de no cotizar la producción de hidrocarburos de la nación a precio internacional del Golfo de los Estados Unidos, pues este es el mayor componente de los altos precios de los combustibles.

La Campaña.

La Campaña Alianza por el 50%, es adelantada por varias organizaciones sociales de Bogotá y del país. Ella busca conocer, visibilizar y dialogar críticamente sobre las características de la problemática minero energética en Bogotá, con el ánimo de generar procesos de movilización social. Una exigencia clara de rebaja del 50% del precio final de los combustibles y del transporte público frente al gobierno nacional, debe invitarnos a reflexionar, debatir y abrir más escenarios frente a los temas causales de los altos precios, pero también frente a las consecuencias de ello. Así, esta campaña es al mismo tiempo una campaña por la soberanía de los recursos estratégicos y naturales de la nación y por otro lado una campaña que invita a los más amplios sectores a ligar las problemáticas del transporte público, de los precios de los alimentos y en general de los costos de la vida misma, a este gran esfuerzo conjunto.

Nuestro propósito, es dar cuenta de la importancia de generar reflexiones movilizadoras frente a las problemáticas sociales que afectan el bolsillo y la calidad de vida de las clases medias y populares. Nos duele y va en contra de nuestro proceso humano, ético-político, económico y cultural la forma de explotación empleada por empresas extractivistas de origen nacional, como Ecopetrol y extranjeras como OXY, Pacific Rubiales, Repsol, entre otras tantas, las que se configuran como carteles económicos que regulan, desde los procesos de explotación y saqueo de los recursos primarios, hasta la venta y precio de los productos terminados.

Finalmente cabe preguntarnos, si somos fuertes productores de petróleo y se alcanzó el soñado millón de barriles diarios, ¿por qué los precios de los combustibles no bajan proporcionalmente?, si la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) ha invitado a Colombia a ser miembro, ¿por qué se cotiza el precio de los hidrocarburos en el mercado internacional y no en el territorio propio? Si las políticas minero energéticas siguen apuntando a agudizar la exploración, explotación y saqueo de hidrocarburos y minerales de territorios a costa del medio ambiente...

Alianza por el 50% por la reducción del precio final de los combustibles
Alianza por el 50% para no cotizar en mercado internacional el crudo nacional.
Alianza por el 50% para frenar la dinámica extractivista en nuestro país.
Alianza por el 50% para una política nacional de rebaja al precio del transporte público
Alianza por el 50% para rebajar los costos de los fletes para el transporte
Alianza por el 50% por un ambiente sano para nuestro futuro
Alianza por el 50 …
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[1] Una de las propuestas para aumentar el hallazgo de nuevos sitios para explotación, es la incorporación de los llamados “Hidrocarburos No Convencionales”, como el caso del Shale Gas o Gas de Esquisto, el cual ha tenido grandes debates y prohibiciones internacionales por su grave afectación al medio ambiente y a los cuerpos hídricos.

[2] Este proyecto contempla la construcción de un oleoducto que inicia desde el municipio de Araguaney (Meta), llegando a la estación Banadías (Saravena – Arauca), para finalmente conectarse en paralelo al oleoducto Caño Limón – Coveñas.

[3] Un cálculo rápido nos dice que bajo la actual propuesto gubernamental de regulación de precios a los combustibles, una baja en 17 % del precio del barril de petróleo, significaría una reducción de tan solo el 2%; mientras que con un incremento de 15% o 17% del barril, significaría un aumento del 20% del precio final de los combustibles.